Siempre fui amante de la belleza que se encuentra en todas las facetas de la vida.

Sigo siendo un defensor a ultranza de aquella belleza aunque los perfiles de la vida traspasen en ocasiones los límites de lo irracional, convencido que cuanto hacemos proporciona la imagen exacta de lo que somos.

Entendiendo que sólo la sinceridad marca la diferencia en el arte, su búsqueda, cual quimera de horizontes lejanos, se convierte en aspiración y sucede sólo a veces.

El encanto en lo realizado surge de lo más profundo y de forma ocasional.

El “ocio”, palabra de ambigua aplicación, es fuente de la creación, “tiempo de actividad innecesaria” donde el mundo de ensueño se manifiesta.

El silencio como medio de comunicación. La observación como fuente de conocimiento.  

Si sigues interesado en seguir leyendo encontrarás más en…HISTORIA PROFESIONAL.